Efectivamente, querido lector, la triple uve doble es tan grande como pequeña. No llevo ni tres días con este proyecto, y ya se lo ha encontrado una buena amiga. Ella, con toda su buena fe, nombró al Chico que Escribe en una cena, con mi novia presente. Novia, esa persona con la que compartes absolutamente todo, la primera a quien consulto los miles de proyectos, estúpidos o lúcidos que me vienen a la mente y con la que no tengo ningún secreto. Buena decepción le costó y un par de horas de "ya no confías en mí", "yo te lo cuento todo" y "no soy importante para tí", con posterior amago de explicación por mi parte y apoteósica reconciliación, en cuyos detalles no entraré.
Esto me hizo reflexionar, realmente esta amiga, aunque marchó con el regusto de haberla cagado, en realidad me hizo un favor. Cuando mi pareja me preguntó por qué hago esto, no supe que contestar.
Primero pensé que era por miedo, miedo a que mis círculos más cercanos me volvieran a ver emprender un proyecto que se queda en humo. Minutos después, a la misma pregunta respondí diciendo que era por orgullo, por saber que podía levantar algo yo solo. No pasaron ni diez segundos, y ya había vuelto a cambiar mi respuesta. Así una vez tras otra. Lejos de buscar la respuesta que ella quería oir, buceaba en un mar de dudas que surgían de mis entrañas. Y es a esta hora: 03:38 a.m. que no soy capaz a responderme, espero hacerlo pronto.
Como anécdota diré que si coincidió con este blog, fue por un descuido mío.
En otro orden de cosas, diré que ya tengo un final para la novela. Una novela que aún no tiene personajes, historia o principio, pero ya tiene un final. Algo difuso, sí, pero un final al fin y al cabo. Así que puedo empezar a trabajar sobre ello, a pesar de que estas semanas estoy falto de tiempo.
También tengo una noticia, bueno noticia para mí, que probablemente sea el único lector de este blog. He comprado una libretita, del tamaño de una mano, algo menos quizá. En ella apuntaré esas ideas o frases pícaras que asoman y coquetean con tu cabeza durante un instante, y rápidamente se evaporan.
Soy el Chico que escribe, y esta es mi historia.
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