No me pidas que me rinda

No me pidas que me rinda, esa palabra no va conmigo. Más ganas de éxito que miedo al fracaso me condenan a emprender tareas colosales y arriesgadas. La motivación de quien tiene poco que perder y mucho que ganar es el combustible del motor de mis motivaciones.

No me pidas que me rinda, esa palabra no va conmigo. Podré ser un fracasado toda la vida, pero no será por no haberlo intentado. Tengo más miedo a "lo que podría haber sido y no fue" que al "no fue, pero estuve a punto".

No me pidas que me rinda, esa palabra no va conmigo. Si he de perder lo poco que tengo por intentarlo, estoy dispuesto. Conozco el juego y sus riesgos, estoy dispuesto a asumir las consecuencias de mis decisiones.