Aquel día podría haber sido como otro cualquiera, ¡pero no!, había decidido que sería el principio del resto de su vida.
Quería hacer muchas cosas que durante años y por
varias circunstancias no había podido llevar a cabo.
Decidir
por primera vez sobre su futuro, situación aquella a la que no estaba
acostumbrada. Le daba miedo todo, la más mínima decisión por sencilla que fuera
se le hacía difícil de tomar, tenía muchos planes, de los cuales no sabía cual
le agobiaba más. Se sentía sin fuerzas
para realizar sus sueños. Sabía que primero se tenía que fortalecer y no se
refería a físicamente, sino mentalmente y eso para una persona que últimamente
se había sentido sin derecho a poder expresarse libremente y que tenía que
pensar mucho que decir, era una experiencia totalmente nueva y que le provocaba
incluso algo de ansiedad.
Durante
los meses que siguieron, se sucedieron muchas noches donde dormir sin interrupciones era imposible. De
despertar de repente con el corazón a mil, llorando y sin ganas de volver a
coger el sueño, por no tener de nuevo otra pesadilla.
Y cuando parecía que tenía una temporada más o menos
buena y que incluso volvía a reír con ganas, todo comenzaba de nuevo. Una
llamada por su parte o alguien que se lo nombraba, tan sencillo como eso y su
cabeza no le hacía caso, la rutina nocturna regresaba y su vida diurna se
resentía.
No
rendía como quería en su trabajo, no es que no lo realizara bien, sino que no
era todo lo perfecto que a ella le hubiera gustado, ya que en ese aspecto siempre se
había exigido mucho.
También
la relación con los compañeros y amigos había cambiado, por un lado se sentía
más relajada y por otro se daba cuenta que cuanto mejor se llevaba con una
persona, con más facilidad se enfadaba con ella y no era justo, pero creía que
era miedo. Miedo a que alguien supiera tanto de ella que pudiera hacerle daño
de nuevo.
Hoy
en día, transcurrido año y medio ha aprendido a quererse, a valorarse y está
con el corazón abierto, preparada para volver a intentarlo. Así que espera a
esa persona con la que compartir su vida, en quien poder confiar, con la que
poder contar, unos brazos donde sentirse protegida, alguien que la ame y a la
que poder amar.
No
te rindas nunca, siempre hay una esperanza.
Escrito por Gala Díaz
Bonito final para una historia q se antojaba interminable. Siempre se debe seguir adelante aunque el camino sea tosco e insondable, porque al final del mismo habrá una pequeña luz q ilimine tus pasos alejándos del dolor. B.C.H
ResponderEliminarSiempre hay una luz al final del tunel :)
ResponderEliminarSiempre.
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