El café y su taza, inseparables compañeros de noches largas, o mañanas difíciles. Dos amantes que, el uno sin el otro, son menos, o no son nada. Me niego a tomar el café del desayuno en una taza diferente, parece que no despierta tanto, como si el café se relevase rogando volver a ver al Pájaro Loco recién despertado pidiendo café. Mas nefasto es, sin duda, pasar una de esas largas noches de estudio, o escritura, con el café en taza diferente, o con taza y otra bebida, ya sea refresco de cola o Red Bull. No solo no aletarga al sueño como debería, si no que aletarga a las ideas, y poco a poco se van apagando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario